Publicado en El Socialista n° 4, Madrid, 2 abril 1886, p. 2.
Con motivo del decimoquinto aniversario de la Commune de París, los socialistas alemanes han dirigido el siguiente mensaje a los socialistas franceses:
«LA DEMOCRACIA SOCIALISTA ALEMANA A SUS COMPAÑEROS DE FRANCIA
Queridos compañeros y hermanos:
En el aniversario de la inolvidable Commune de París os enviamos nuestro más fraternal saludo. La fiesta que hoy celebramos no es una fiesta nacional, es una fiesta internacional. En todos los países donde hay trabajadores conscientes de sus intereses de clase, éstos conservan vivo el recuerdo de la sublevación heroica del proletariado parisiense contra las intrigas reaccionarias de los monárquicos vergonzantes y de los monárquicos desvergonzados de Versalles. La Commune fue la que salvó entonces la República, y si esta República está todavía muy lejos de ser aquella por la que los comuneros de 1871 derramaron heroicamente su sangre, tiene por lo menos el mérito de plantear claramente la cuestión esencial de nuestros días, la cuestión social. La República ha despejado el terreno de la lucha, en el cual quedan de día en día menos subterfugios a los políticos de frase deslumbrante. Y de las ventajas de esta nueva situación habéis tenido una prueba, juntamente estos últimos días, con gran contentamiento de vuestra parte y de la nuestra. La huelga de Decazeville formará época en la historia del proletariado francés. Simple episodio de la lucha económica, esta huelga ha adquirido una importancia política mucho mayor que todas las cuestiones propiamente dichas de política de actualidad.
Para nosotros el 18 de marzo tiene además otra significación, que es el aniversario de la revolución de 1848, el aniversario de la lucha en las calles de Berlín. Nuestra burguesía, que sacó de aquella revolución los mayores beneficios, la reniega hoy; los obreros, que dieron su vida y fueron defraudados, son los únicos que mantienen viva la memoria de aquellos días de combate. Una doble tarea tenemos que desempeñar todavía en Alemania: tenemos que hacer al mismo tiempo nuestra propia obra y la que nuestra burguesía habría debido realizar. Pero estad seguros de que vuestros hermanos de Alemania conocen bien sus deberes y están decididos a cumplir con ellos hasta el fin.
Creemos que esta declaración de nuestra parte es la mejor felicitación que podíamos dirigiros.
¡Viva la solidaridad internacional de los trabajadores!»