Albert Soboul (1914-1982)

Nació el 27 de abril de 1914 en Ammi-Moussa (Argelia), falleció el 11 de septiembre de 1982 en Nîmes (Gard), profesor universitario, miembro de la Resistencia, titular de la cátedra de Historia de la Revolución Francesa en la Sorbona (1967-1982), miembro del Partido Comunista Francés.

Su padre, carpintero, se trasladó a Argelia en 1908 y se convirtió en pequeño colono agrícola, antes de ser asesinado en noviembre de 1914 en el frente de Flandes. Su madre, natural de Ardèche, murió de tisis en 1922. Albert Soboul fue criado en Nîmes por su tía Marie Soboul, profesora y más tarde directora de la École normale d’institutrices, profundamente laica y republicana. Becado y brillante alumno del liceo Alphonse Daudet de Nîmes de 1924 a 1931, su opción por el comunismo y su vocación de historiador se deben tanto a su entorno, marcado por la tradición del Midi «rojo» y la austeridad de la región de las Cevenas, como al contexto de las luchas antifascistas y del Frente Popular. Tras asistir al liceo Joffre de Montpellier (Hérault) en 1931 como clase preparatoria, ingresó en la khâgne* del liceo Louis le Grand de París en 1932, y luego fue becario en la Sorbona. Se afilió a la Unión Federal de Estudiantes en 1933.

[*] Segundo año de clases preparatorias para la École Normale Supérieure (letras).

Tras defender un diploma de postgrado sobre Saint-Just, que dio lugar a su primer libro en 1937 bajo el seudónimo de Pierre Dérocles, publicado por Éditions sociales internationales, Albert Soboul aprobó la agrégation* en historia y geografía en 1938. Decide especializarse en el estudio de la Revolución Francesa y se afilia al Partido Comunista en junio de 1939, confirmando su militancia en septiembre a pesar del pacto germano-soviético. Contribuyó a la preparación del 150 aniversario de 1789 publicando 1789, l’an I de la Révolution con Éditions sociales internationales, por encargo del Partido Comunista. También colabora con Pierre Vilar y Jean Bruhat en la organización del Museo de Historia de Montreuil.

[*] Admisión por concurso al título de agrégé.

Movilizado en la artillería desde agosto de 1939 hasta el verano de 1940, consigue llegar al sur de Francia con su unidad a caballo. Una vez desmovilizado, vuelve a su puesto de profesor en el liceo de Montpellier y reanuda sus actividades militantes. Detenido y luego despedido en agosto de 1942 por el gobierno Vichy por haber sido uno de los organizadores de la manifestación patriótica del 14 de julio de 1942 en Montpellier, tras pasar unos meses en el Vercors como profesor contratado de latín-griego en una escuela católica, obtuvo, gracias a Charles Parain, una misión en el Museo de Artes y Tradiciones Populares donde investigó el mundo rural del Dauphiné, lo que facilitó su restablecimiento de contactos y su participación en la Resistencia del lado del Frente Nacional. A petición de Jacques Bounin, comisario de la República de Languedoc-Rosellón, se vio tentado por una carrera en las prefecturas de la Francia liberada, pero decepcionado por las ilusiones de las secuelas de la Liberación, volvió a la enseñanza tras su reincorporación.

Albert Soboul enseñó durante quince años en los liceos de Montpellier, Marcellin Berthelot de Saint-Maur (Sena), Janson de Sailly y, tras un periodo como delegado en el CNRS de 1950 a 1953, en el liceo Henri IV de París. Publicó numerosas obras, entre ellas documentos comentados sobre Les troubles agraires de 1848 en el marco de las celebraciones del centenario de la Revolución de 1848. A lo largo de su carrera docente, perteneció a los sindicatos de la Fédération de l’Éducation nationale.

Miembro activo del Círculo de historiadores del Partido comunista francés [1], fue un comunista leal y disciplinado, pero nunca, según Maurice Agulhon, un «estalinista caricaturesco». Su manual, La Révolution française 1789-1799, encargado por el partido, fue criticado en la Unión Soviética y por Jean Poperen, en particular por su «revisionismo» sociológico [2]. Según sus primeros trabajos, la Revolución Francesa constituyó un pasaje específico en la transición del feudalismo al capitalismo. A pesar de estas reservas, fue llamado a convertirse en uno de los asesores más activos de la colección Clásicos del Pueblo, publicada por Éditions sociales.

[1] Véase «L’apport de M. Thorez à l’histoire», Cahiers du communisme, abril de 1950.

[2] Cahiers du communisme, febrero de 1952.

Defendida en noviembre de 1958 con el título Les Sans-culottes parisiens de l’an II. Mouvement populaire et gouvernement révolutionnaire, 2 juin 1793-9 thermidor an II, su tesis doctoral, bajo la dirección de Georges Lefebvre, lo consagró como uno de los principales historiadores de la Revolución. El historiador soviético Boris Porchnev, al conocer sus resultados, declaró que «otra Bastilla ha sido tomada». Siguiendo los pasos de Georges Lefebvre, estableció una red de investigadores en los países socialistas, Gran Bretaña, Italia, Suiza y Estados Unidos, mediante conferencias y la supervisión de proyectos de investigación, que más tarde formaron el núcleo de su seminario en la Sorbona.

En una reunión del Comité Central del PCF celebrada los días 2 y 3 de noviembre de 1959, Roger Garaudy mencionó «el ejemplo de la obra de Soboul sobre la revolución, que algunos opositores utilizan para criticar el funcionamiento del Partido». Añadió, sin embargo, que su conclusión era problemática: «para explicar la degeneración y el fracaso del movimiento popular, el análisis de la relación de clase pasa a un segundo plano y se invocan factores biológicos, el cansancio, el envejecimiento de los militantes, factores psicológicos, las apetencias de los dirigentes que entran en el aparato del Estado y la burocracia». Observó que Soboul había dejado «en segundo plano el análisis fundamental de las relaciones de clase en favor de las relaciones formales entre las masas en general», lo que podría explicar las reticencias de ciertos intelectuales comunistas. En su opinión, este análisis debería permitir al PCF reflexionar libremente sobre la relación entre las ideologías y la acción política del partido. Sin embargo, la tesis de Soboul fue generalmente aclamada por el público especializado y el mundo de la investigación histórica como una obra a la vez erudita y fundadora de una metodología original de sociología histórica.

Maestro de conferencias en 1960 y luego profesor en 1962 en la Facultad de Letras de Clermont-Ferrand, apoyado por el decano Jacques Droz, secretario general de los Annales historiques de la Révolution française y de la Société des études robespierristes, de la que era co-presidente desde 1959, consiguió defender el legado de Albert Mathiez y Georges Lefebvre y, gracias a su trabajo, movilizar a numerosos historiadores de distintas generaciones en torno a lo que poco a poco se convirtió en una especie de sociedad de pensamiento republicano. En 1967, Soboul fue elegido para la prestigiosa cátedra de Historia de la Revolución Francesa, donde encarnó la gran tradición historiográfica de izquierda de la Revolución, que el Centenario de 1889 había inaugurado con Alphonse Aulard. Su seminario, al que asistían numerosos investigadores franceses y extranjeros, se convirtió en lugar de encuentro de una especie de «internacional revolucionaria». Autor de obras para estudiantes (Précis d’histoire de la Révolution française, 1962, seguida de numerosas reimpresiones, incluidas ediciones póstumas en la colección «Tel» de Gallimard), fue impulsor de varios organismos internacionales de investigación y participante habitual en congresos internacionales de ciencias históricas. Gran defensor de la erudición, publicó numerosas fuentes (Archives parlementaires) y reeditó clásicos, entre ellos la Histoire socialiste de la Révolution française de Jean Jaurès. Más tarde, en 1982, se convirtió en el primer presidente del consejo científico del Museo de la Revolución Francesa de Vizille (Isère), donde el centro de investigación lleva su nombre junto con el de Jacques Godechot.

Considerando el marxismo como «un método de aproximación entre otros» y no como un dogma, su concepción de la «revolución desde abajo» estuvo en el centro de acalorados debates. Su insistencia en la historia social y en el carácter creador del movimiento popular, en particular del movimiento campesino, chocó con una tradición política y una lectura demasiado exclusivamente jacobinófila de A. Mathiez, así como con la idea, apoyada por Daniel Guérin en su libro Bourgeois et bras nus (1946), de que la sans-culotterie era un proletariado, idea compartida por numerosos militantes comunistas y de extrema izquierda de la época. Albert Soboul demostró que los sans-culottes estaban formados por artesanos, comerciantes y compagnons «unidos por el mismo odio a la aristocracia de nacimiento o de fortuna», pertenecientes a un modo de producción mercantil anterior al capitalismo industrial, marcados por contradicciones de naturaleza política y cultural acordes con las aspiraciones de “los partidarios de la oposición de la democracia directa o representativa”. Durante un tiempo polemizó con la tesis, que calificó de «confusionista», de las revoluciones «atlánticas» defendida por los historiadores anglosajones (Robert R. Palmer, Alfred Cobban) y Jacques Godechot, y después con la tesis del «deslizamiento»* de la Revolución defendida por François Furet y Denis Richet, polémica que mantuvo hasta el final, oponiendo su Comprendre la Révolution a Penser la Révolution de Furet. La polémica se adentró a veces en el terreno científico cuando la revista Annales publicó un artículo de Furet acusándolo de plagio. Soboul respondió con publicaciones marcadas por un respeto a la «historiografía clásica» que le distanciaba del esquema clásico del «historiador marxista», etiqueta que rechazaba. El papel historiográfico de Albert Soboul, algo oscurecido en años posteriores, fue considerable y muy alejado del «catecismo revolucionario». Desde la década de 2000, su obra goza de cierta recuperación entre los historiadores profesionales, a pesar de los ataques ideológicos de años anteriores.

[*] dérapage.

Del mismo modo, aunque Albert Soboul era fiel al Partido Comunista y muy apegado al «campo socialista», y mantenía vínculos con numerosos historiadores soviéticos (Porchnev, Daline, Ado), se vio sucesivamente sacudido por el informe Jruschov, por los movimientos de mayo de 1968, que apoyó ardientemente, y por la invasión de Checoslovaquia en agosto de 1968, y limitó sus contribuciones a las revistas intelectuales del Partido Comunista, La Nouvelle Critique y sobre todo La Pensée. A petición de Jean-Paul Sartre, invitado a asistir a su seminario en la Sorbona, se convirtió también en miembro del Tribunal Russell II. Desde finales de los años 70, alentó directa o indirectamente movimientos en el seno del PCF que lo distanciaban de la política de éste, a pesar de su lealtad constante al Partido. Fue uno de los primeros firmantes del llamamiento «Union dans les luttes», lanzado en diciembre de 1979.

Albert Soboul, comunista crítico pero no disidente, pidió el voto para Georges Marchais en las elecciones presidenciales de 1981. Sólo se sintió plenamente a gusto en periodos como el Frente Popular y la Unión de la Izquierda, cuando sus opciones profesionales y políticas y su carácter cálido e íntegro pudieron fundirse en la gran tradición progresista, humanista y patriótica.

Su elección de ser enterrado en la parcela del PCF en el cementerio de Père Lachaise fue la marca de su inquebrantable compromiso político. Algunos lo consideraron un ejemplo perfecto de recuperación de la memoria. Claude Mazauric lo describió como «un comunista original, paradójico, a menudo enfrentado, rebelde, que nunca renunció a su derecho a expresarse» (l’Humanité, 6 de junio de 2005).

El nombre de Albert Soboul se dio a varias calles de varias ciudades, incluida una plaza de Nîmes en 1988, por iniciativa de Henri Gaillard, antiguo teniente de alcalde de Nîmes, y con el acuerdo del ayuntamiento de derecha que gobernaba la ciudad desde 1983.

Jacques Girault – Michel Trebitsch

Diccionario biográfico Maitron